Psicologalemany
Un espacio donde compartir conocimientos, curiosidades e inquietudes sobre nuestra mente.
miércoles, 6 de abril de 2016
martes, 5 de abril de 2016
Un relato para reflexionar sobre la percepción y la intención. Lo escribí hace ya algunos años.
EL COLOR DEL CRISTAL
EL COLOR DEL CRISTAL
Por fin, me decidí a realizar ese viaje que llevaba aplazando más de un año. Yo sola, al
volante de mi coche, buscaba esos lugares que, según mis amigos, mi imaginación
convierte en algo mágico. Me he preguntando, muchas veces, por que a ellos no les
pasan cosas parecidas cuando viajan. Llevaba más de dos horas circulando, el paisaje me resultaba relajante, la carretera
atravesaba una montaña totalmente poblada de árboles, parecía como si los árboles se
deslizarán desde la parte alta de la montaña y frenaran en seco al llegar a la orilla del
asfalto.
Al cabo de un rato, vi una gasolinera a la derecha del camino; estacioné mi coche
delante del surtidor y toqué el claxon. Giré mi cabeza hacia la derecha buscando al
encargado cuando, de pronto, surgió una voz, seca y antipática, a través de la ventanilla
izquierda de mi coche; “¡Eh!, ¿qué es lo que quiere?”. La pregunta no dejaba de tener su
aquel, que va a desear alguien que está con su coche parado delante de un surtidor de
gasolina. Volví la vista, un poco asustada por lo inesperado y brusco de esa voz y al
encontrar la mirada de aquel hombre, por unos instantes, no tuve palabras, sus
cristalinos eran de un color rojo intenso, parecía que se hubiese inyectado la pintura más
viva y roja que uno pueda imaginar.
Cuando salí de mi asombro -le dije- me llena el depósito, por favor. Mascullando algo
entre dientes cogió mis llaves e hizo lo que le pedí.
Con cierto reparo, ante tanta brusquedad, le pregunté por un lugar donde tomar un
refrigerio. Se giró y, sin hablar, me señalo una pequeña casa de color blanco. Arranque
mi coche en aquella dirección, no sin antes volver a fijarme en esa mirada de ojos rojos.
Decidí olvidarme de aquel hombre y del color de sus ojos.
Entré, el establecimiento era un lugar muy acogedor, bien iluminado y lleno de plantas. Sentada en una mesa cerca de la ventana, me disponía a elegir algo de la carta, cuando llamó mi atención, el parloteo de un niño que jugaba con el mantel de la mesa de al
lado. Vestido de una forma muy graciosa, con un peto bombacho de color azul grisáceo
y un gorrito a juego del que se escapaban algunos rizos rubios, me recordaba los
recortables de bebé que tuve en mi infancia. Entonces, me crucé con su mirada, sus cristalinos también eran de un extraño color, Seguí mirando, a la poca gente que había en el local y todos tenían sus ojos de extraños y
llamativos colores (malvas, rojos, grises, blancos..)
Empecé a parpadear, pensando que, a lo mejor, no hubiera descubierto un problema en
mí, quizás estaba alucinando, pero el resto de las cosas las percibía normal, mi visión
era real, cierta, todas aquellas miradas estaban teñidas de distintos colores, me di cuenta
de mi entrada en un mundo extraño.
Se acercó la camarera, portadora de unos cristalinos de un precioso color violeta y
viendo mi cara de asombro -preguntó- no había visto esto antes ¿verdad?. Sin abandonar
mi expresión de perplejidad -contesté- no, nunca y no entiendo …
Con permiso - dijo la chica- se sentó a mi lado y me reveló una historia que desplazó mi
pensamiento e hizo que nada volviera a ser como antes.
En este pueblo nadie tiene miedo al que dirán, ninguno de nosotros actúa presionado por
la opinión de los demás y todo sabemos como el otro interpreta la realidad y cual va a
ser el resultado de esa interpretación.
No comprendo - le repliqué yo- la chica acercó su dedo índice a los labios pidiendo
silencio para poder entender y continuo su relato. Desde siempre, en este pueblo los
vecinos codiciábamos ser los más amables y complacientes, dedicando mucho tiempo y
empeño en conseguirlo, pero sin darnos cuenta que nuestro deseo al mezclarse con el
del otro alteraba el resultado de nuestro objetivo. Todos se planteaban la misma
pregunta: ¿si hago todo lo que alguien desea, por qué no le agrado? Al no encontrar
solución el pueblo se iba llenando de frustración, de decepción, de culpa y, con el
tiempo, apareció el resentimiento en muchos de nosotros.
Se nos olvidaba, constantemente, un principio muy importante, para comprender a mi
vecino tengo que conocerme antes. Conocer es perdonar- dijo la camarera- con una voz
que convencía por su calidez.
Un día, aconteció algo inesperado, llegó al pueblo un hombre de ojos transparentes,
entre nuestro empeño de agradar y que además en aquél entonces por aquí pasaban
pocos forasteros, fue recibido por nuestro alcalde. Cuando llevaban un rato de
conversación, el alcalde no pudo reprimir su curiosidad y le pregunto el porqué de esos ojos transparentes.
El hombre le miró fijamente y –respondió- todo el que me mira sabe como interpreto la
realidad, la transparencia de mis ojos indica que el interior coincide con el exterior, nada
me separa de los demás. Lo que los otros son, yo lo soy también cuando estoy con ellos.
Soy su reflejo sin comparación, ni juicio.
El alcalde, mientras escuchaba las explicaciones del forastero –pensaba- ¡madre mía! si
en nuestro pueblo tuviésemos la oportunidad de conocer la intención del otro a través
del color de sus ojos, todo sería tan distinto. Era un sueño que por increíble uno ni
soñaba.
Pero ¿cómo consiguió ese color de ojos?, ¿es algo genético? -preguntó el alcalde- El
forastero sonrió y - contestó- no, existe un lugar en el Tibet donde tras realizar un ritual
se te concede este don.
Oh - dijo el alcalde decepcionado- entonces nosotros no podemos tenerlo.
Bueno -dijo el forastero- hay una posibilidad, yo como iniciado puedo dar el don a otros,
siempre y cuando se sometan a una prueba.
El alcalde pidió al forastero que se quedará en el pueblo, quería contar a sus ciudadanos
lo acontecido y proponer la realización de la prueba. Antes de salir corriendo a
organizarlo todo – preguntó- ¡Ah!, por cierto, ¿en qué consiste la prueba? -A lo que el
forastero respondió- sólo se trata de contestar una pregunta.
Reunido todo el pueblo, en la plaza del ayuntamiento, dio comienzo la prueba para
poder conseguir el color del cristalino que la interpretación de la vida, de cada uno,
merece.
Unos tras otro fueron pasando delante del forastero y respondiendo a su pregunta.
¿Hay algo que no soporta? -Preguntó al primero-
Las injusticias -respondió-. Tu color será el rojo -dijo el forastero- interpretar la vida a
través de lo justo y lo injusto nos convierte en agresivos y poco generosos. La vida no es
justa, pidamos ser tratados con generosidad y no con justicia.
¿Qué es lo que no soporta?- preguntó al segundo-
La incertidumbre -respondió-. Tu color será el verde oscuro, si no aceptas que la vida no son certezas, son probabilidades, entonces interpretas el entorno de una manera
negativa. La búsqueda de la seguridad conduce al miedo y a la desconfianza.
¿Qué es lo que no soportas? - siguió preguntó al siguiente-
No encuentro nada que no pueda soportar. Tu color será el púrpura, cuando interpretas a
los demás lo haces desde la serenidad, desde la calma. Tener cosas insoportables dentro
de nosotros nos hace vulnerables cuando nos tenemos que enfrentar a ellas.
¿Qué es lo que no soportas? –continuó preguntando el forastero-
La mentira. Tu color será el amarillo fuerte, tu actividad mental a la hora de interpretar a
los demás es excesiva y tu desconfianza en los otros grande. Todos mentimos y, muchas
veces, mentir puede ser un acto de amor.
¿Qué es lo que no soportas?
Creo que no es bueno soportar cosas dentro de nosotros. Prefiero aceptar que soportar.
Tu color será el plata, tu planteamiento hace que interpretes la vida desde la paz.
Cuando habían pasado la prueba casi todos los vecinos del pueblo, uno de los últimos se
acercó al forastero y le dijo: yo haré la prueba siempre y cuando el color de mis ojos sea
reversible, todos podemos cambiar y rectificar, podemos aprender a interpretar a los
demás de otra forma más beneficiosa para nosotros. Tú color será el blanco - le dijo el
forastero- que es la síntesis de todos los colores, todo él que te mire sabrá que estás
dispuesto a cambiar de opinión que la flexibilidad es una de tus mejores características.
Quiero añadir- continuo hablando el forastero- que todos tenéis la oportunidad de
cambiar el color de vuestra mirada, a través de la observación de los demás y de vuestra
propia experiencia.
Así continuo, uno tras otro, con todos los habitantes de nuestro pueblo. De esta manera,
aprendimos que la reacción de los demás ante lo que hacemos no depende de uno sino
de cómo el otro lo interpreta.
Cuando la camarera terminó de contar su historia, me quedé un rato en silencio,
despertaron en mí tantas y tantas veces en las que me había sentido culpable por la
actuación de los demás hacia mí. Concretamente, recordé cuando en mi adolescencia-mi madre me repetía insistentemente- hija mía, cuando crezcas te darás cuenta lo que se
sufre por los hijos. Este pensamiento siempre me atormentaba, la sola idea de haber
hecho daño a mis padres me dolía, pero en este maravilloso instante entendí que yo no
provocaba sufrimiento en mis padres, eran ellos los que sufrían por el color de su cristal,
daba igual lo que yo hubiese hecho, su malestar iba con ellos, no conmigo. Tuve la
sensación de haber descubierto algo de lo que no me desprendería jamás.
Antes de irme, quise agradecer a la camarera su relato y saber el significado del color
violeta de sus ojos. Soy la madre - dijo la chica- el violeta es el color de la protección,
de lo maternal, interpreto a los demás intentando entender, justificar. Me acerqué a
usted, porque me asaltó el deseo de aliviarla, de quitarle esa sensación de miedo o
asombro.
Di las gracias, de nuevo, a la camarera por su amabilidad y salí del local, respire hondo
como si de este modo pudiera asimilar mejor todo lo vivido y me dirigí hacia mi coche.
De nuevo, me encontraba al volante de mi coche, pero con una sensación de que ya nada
volvería a ser igual.
Iba absorta por todo lo sucedido cuando al mirar por el espejo retrovisor me encontré
con que mis ojos tenían un maravilloso color rosa, sin parar de conducir y con una
increíble serenidad, en ese momento, intuí como era mi forma de interpretar a los
demás, era bondadosa y, muchas veces, ingenua. Si se daban las circunstancias, una
experiencia normal la podía convertir en un precioso cuento cargado de bondad,
ingenuidad y ternura.
Me acordé de la camarera, el alcalde, el forastero y pensé en mi facilidad para crear
historias maravillosas …
Estaba intentado grabar bien en mi memoria lo sucedido para, a mi regreso, contárselo a
mis amigos, aquellos que siempre se sorprende de las cosas que me ocurren y, en ese
momento, caí en la cuenta y me sonreí, lo cuente como lo cuente cada uno de ellos
escuchará una versión distinta a la mía, con mis fijos ojos en la carretera abandoné la
preocupación por los detalles de mi historia …
Empecé a sentir que somos exclusivos e irrepetibles, que nuestras vidas son como los libros de cuyas páginas brotan diferentes realidades. Al momento, imaginé una librería
con sus lejas repletas de historias encuadernadas de mil y una formas diferentes …
Un camino de tierra y piedras me llevó hasta un mirador, estando allí parada, con mi
libro forrado de terciopelo rosa palo entre las manos, empecé a leer, “Por fin me decidí
a realizar ese viaje que llevaba aplazando más de un año …”
lunes, 15 de febrero de 2016
lunes, 4 de mayo de 2015
miércoles, 3 de octubre de 2012
El perdón en la pareja
El perdón en la pareja
El perdón cuando sale del corazón llega enseguida, el otro, el razonado, el medido, el sopesado, tarda en llegar. El perdón razonado es oportunidad, el perdón del corazón es seguir adelante como antes. Aunque parezca lo contrario, cuando el perdón se convierte en oportunidad no suele funcionar. Porque ponemos una lupa en los comportamientos del perdonado y ninguna relación soporta la distorsión de un cristal de aumento. Si quieres perdonar a tu pareja ¡hazlo pronto! para que salga del corazón, porque ese es el perdón que la mayoría de las veces funciona. María José Alemany
El perdón cuando sale del corazón llega enseguida, el otro, el razonado, el medido, el sopesado, tarda en llegar. El perdón razonado es oportunidad, el perdón del corazón es seguir adelante como antes. Aunque parezca lo contrario, cuando el perdón se convierte en oportunidad no suele funcionar. Porque ponemos una lupa en los comportamientos del perdonado y ninguna relación soporta la distorsión de un cristal de aumento. Si quieres perdonar a tu pareja ¡hazlo pronto! para que salga del corazón, porque ese es el perdón que la mayoría de las veces funciona. María José Alemany
martes, 25 de septiembre de 2012
Los pensamientos, fármacos sin efectos secundarios.
Los pensamientos, fármacos sin efectos secundarios.
Ayuda para conseguir objetivos.
Un pensamiento es una pequeña descarga eléctrica y una liberación de una
sustancia química. Éste es el soporte físico de un pensamiento.
Las personas deprimidas piensan igual, se expresan igual, emiten las mismas
frases (la vida no vale la pena, nada me llena, no sirvo para nada etc.). Si todos
somos distintos, somos diferentes. ¿Qué es lo que sucede en estos casos? Lo
que sucede es que el desequilibrio de sustancias en nuestro cerebro modifica
nuestro humor y lo más importante, CAMBIA NUESTRA PERCEPCIÓN DE
LAS COSAS.
Hoy me siento bien, hoy va a ser un buen día. Al leer estas palabras, te has
descargado sustancias químicas reconfortantes, tipo noradrenalina, serotonina,
adrenalina. Éste es el sentido de PIENSA EN POSITIVO. Pensar en positivo es
medicarse. Es tratarse con las sustancias necesarias para encontrar el equilibrio
emocional.
Dependiendo de la forma en que nos hablamos, de cómo nos tratamos, nos
vamos a encontrar mejor o peor. Dependerá del tipo de sustancias químicas
que nuestros pensamientos generen.
Lo podéis comprobar. Empezad a utilizar un lenguaje depresor: no me sale
nada, llevo un día de pena, no tengo ni idea, voy a suspender, esto no sirve
para nada.
Ahora ¡PARA! Y analiza tus sensaciones seguro que no son demasiado buenas
y agradables.
Seguimos con el ejemplo, cada vez estoy más cerca de lo que deseo, me gusta
lo que hago, tengo aptitudes para este trabajo, cuento con el apoyo que
necesito, me gusta la gente que me rodea.
Ahora ¡PARA! Y analiza, de nuevo, tus sensaciones. Seguro que han cambiado
y son más agradables que las anteriores.
Lo único que hemos hecho es elegir nuestra forma de pensar. Una mente
sana puede elegir de qué forma pensar. Si no es así, tenemos que buscar
ayuda para descubrir, qué me está impidiendo elegir los pensamientos que
deseo. Los constructivos, los positivos, los que mejoran mi AUTOESTIMA.
El poder mental es esto. Tener sensación de control, de decisión, de
elección.
La estabilidad mental es más necesaria que la felicidad, para conseguir los
objetivos que nos proponemos.
Elige tu actitud y tu aptitud mejorará de forma significativa en cualquier cosa
que te propongas.
Tratamiento recomendado: realiza un listado de palabras o frases que te
hacen sentir bien y lo lees cada 8 horas. En estados emocionales de
decaimiento o ansiedad, cada cuatro horas. Este tratamiento no tiene efectos
secundarios. Si tienes dudas consulta a tu psicólogo o asesor emocional.
María José Alemany García
Psicóloga. Formación emocional.
lunes, 17 de septiembre de 2012
Un mundo sin ideales.
Le pregunta un hijo a su madre _ mamá, ¿qué son los ideales?_ a lo que la madre responde _ ideas, soluciones perfectas y/o un conjunto de valores acerca de la forma de ver la vida._ Ah! exclama el chico, mamá, ¿yo tengo que tener ideales?_ No, tú sólo opina, porque en nombre y defensa de los ideales, los hombre llegan hasta los más duros enfrentamientos: las guerras. Tú, hijo mío, sólo opina. Las opiniones cambian, las opiniones no sentencian, las opiniones viene de alguien y van hacia alguien. Siempre dejan espacio dentro de ti para seguir aprendiendo. No he conocido la frustración en una opinión, no he conocido el odio en una opinión, no he conocido el racismo en una opinión... Opina, hijo, sólo opina y nunca te agarres a tus opiniones como únicas, porque habrás, en ese momento , cometido el error de transformar tu opinión en un ideal. Deja que entren y salgan de ti con fluidez, deja que cambien, deja que sean opiniones, no sólo tus opiniones. Los ideales se tienen, las opiniones se comparten. Un brevísimo relato para opinar...
Le pregunta un hijo a su madre _ mamá, ¿qué son los ideales?_ a lo que la madre responde _ ideas, soluciones perfectas y/o un conjunto de valores acerca de la forma de ver la vida._ Ah! exclama el chico, mamá, ¿yo tengo que tener ideales?_ No, tú sólo opina, porque en nombre y defensa de los ideales, los hombre llegan hasta los más duros enfrentamientos: las guerras. Tú, hijo mío, sólo opina. Las opiniones cambian, las opiniones no sentencian, las opiniones viene de alguien y van hacia alguien. Siempre dejan espacio dentro de ti para seguir aprendiendo. No he conocido la frustración en una opinión, no he conocido el odio en una opinión, no he conocido el racismo en una opinión... Opina, hijo, sólo opina y nunca te agarres a tus opiniones como únicas, porque habrás, en ese momento , cometido el error de transformar tu opinión en un ideal. Deja que entren y salgan de ti con fluidez, deja que cambien, deja que sean opiniones, no sólo tus opiniones. Los ideales se tienen, las opiniones se comparten. Un brevísimo relato para opinar...
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